Movilidad dental

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Es posible que alguna vez hayas notado tus dientes moverse, así como se movían durante tu infancia. No obstante, entonces era algo completamente natural que indicaba la futura caída de los dientes temporales, pero la movilidad dental durante la adultez puede ser reflejo de que algo no va del todo bien.
Esta movilidad de las piezas dentales puede deberse a distintas causas, y resulta imprescindible que acudas a tu dentista para conocer a qué se debe esta alteración y como tratarla.
¿Por qué se da la movilidad dental?

La movilidad dental refleja que, en mayor o menor grado, se está dando la destrucción del ligamento periodontal, encargado de fijar el diente dentro de la encía. Esto suele venir dado por infecciones que se localizan en la encía o en las zonas que rodean al diente, y que están producidas por las bacterias que se originan en la placa bacteriana.

Cabe decir que, por lo general, los dientes poseen una mínima movilidad fisiológica que no resulta preocupante -mayor en los dientes anteriores que en los posteriores- pero es a partir de cierto límite considerado normal que esta debe ser tratada.

¿Cuáles son los grados?
  • Grado 0: No existe movimiento o bien este es fisiológico.

No necesita tratamiento.

  • Grado 1: Existe un desplazamiento horizontal de 0,2 a 1 milímetro.

Puede llegar a revertirse a través de un raspado y alisado radicular profesional y un buen mantenimiento de la higiene oral en casa.

  • Grado 2: El desplazamiento horizontal supera 1 milímetro.

El tratamiento resulta más extenso, siendo necesario el raspado, pulido, alisado radicular y legrado profundo. Puede también llevarse a cabo una ferulización de los dientes con movilidad a los dientes sanos. Resultará imprescindible un buen mantenimiento de la higiene oral en casa.

  • Grado 3: Hay desplazamiento horizontal junto con desplazamiento vertical.

Suele resultar prácticamente imposible devolverle su posición, por lo que lo más habitual es proceder a su extracción.

Causas

Higiene oral deficiente: La causa más habitual suele relacionarse con una higiene oral deficiente. Al no eliminarse la placa bacteriana, esta se endurece formando el sarro que daña directamente las encías y ya no puede retirarse con el cepillo. El sarro conlleva la aparición de un gran número de bacterias, lo que provoca la infección e hinchazón de las encías que, a la larga, supondrán el aflojamiento de las piezas dentales.

Periodontitis: A menudo, la periodontitis, al afectar directamente a las encías, puede venir acompañada de una clara movilidad dental, dada la destrucción de los tejidos que sostienen el diente que provoca esta enfermedad. Esta señal, no obstante, suele darse en las etapas más avanzadas de la periodontitis.

Bruxismo: El acto de rechinar los dientes al dormir, combinado con algún problema periodontal derivado, puede terminar ocasionando movilidad dental. Esta se va acentuando progresivamente, puesto que se rechina continuamente.

Traumatismo: En caso de haberse sufrido un traumatismo sobre algún tejido dental sano puede provocar que este termine desplazándose hacia una posición más retraída.

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